Volviendo a las Raíces

 

 

El cambio de sonido que supuso el cool jazz en la escena del jazz moderno trajo consigo distintas consecuencias: por un lado, el sonido refinado y las composiciones ambiciosas de artistas como Dave Brubeck, lograron cautivar a una audiencia, que aún miraba con recelo las innovaciones y frenetismo del bebop de los años 40; por otra parte, muchos de los jazzistas jóvenes, en su mayoría afronorteamericanos, sentían que el cool jazz había hecho perder algo de la vitalidad y “chispa” a la música, por lo que hacia mediados de la década de los 50, comenzaron a desarrollar su propia visión de cómo debería sonar el jazz moderno, que tomaría como base el bebop, pero siempre entendiendo que ya había pasado una década desde que Charlie Parker y Dizzy Gillespie cambiaron el mundo de la música.

Volviendo a las Raíces

Dentro de la comunidad de músicos afronorteamericana, resulta bastante común que las primeras experiencias musicales estén ligadas a las ceremonias de las distintas iglesias protestantes de EE.UU. Si bien esta relación entre el jazz y la religiosidad afro es indivisible desde sus inicios, la verdad siempre se había tratado de separar totalmente, ya que, desde el punto de vista religioso, no era bien visto que sus prácticas estuvieran ligadas a una música tan “profana” como el jazz. Sin embargo, hacia mediados de la década de los 50, los músicos afro estadounidenses comenzaron a darse cuenta que el blues y la música gospel estaban mucho más cerca de lo que parecían, y que ambas representaban una parte importante de su herencia cultural, lo que a su vez era muy importante debido al contexto de mediados de los 50, cuando comenzaron a gestarse las bases del gran movimiento social en pro de los derechos civiles para la comunidad afro norteamericana. Es en este escenario donde nace la siguiente evolución del jazz moderno: el Hard Bop.

Hard Bop

Al igual que en la mayoría de los casos, los creadores del Hard Bop no pensaban estar creando un nuevo estilo, simplemente querían hacer su aporte a la música que tanto los apasionaba, el bebop. Aunque fueran conscientes de las innovaciones del cool jazz, la mayoría de ellos sentía que el sonido refinado y el enfoque intelectual de éste jugaban en contra de la vitalidad que tanto amaban en la música de Parker y sus secuaces.

Es entonces, cuando jóvenes músicos como el pianista Horace Silver aparecieron en escena, mostrando un enfoque distinto y absolutamente ligado a las raíces más profundas de la música negra estadounidense: el blues y el gospel. Si bien casi todas las características fundamentales del bebop siguen estando presentes en el hard bop, nos encontramos ahora frente a un estilo que privilegia los tiempos medios en sus composiciones (¡Lo que no significa que no puedan tocar rápido o lento!), las cuales solían tener melodías más sencillas y cargadas al blues que las de su contraparte de los años 40. Asimismo, la influencia del gospel se hace notar en los acompañamientos rítmicos del piano, las melodías o incluso en las expresividad de los solos, mientras que el sonido ansioso y punzante del bebop era reemplazado por uno más relajado, pero igualmente intenso, muy distinto al refinamiento del cool jazz. En cuanto a las composiciones, estas mostraban una mayor preocupación en cuanto a arreglos que la de los pioneros del jazz moderno, pero en ningún caso se acercaban a las complejas estructuras usadas por el Modern Jazz Quartet o Dave Brubeck.

De alguna forma, se puede sentir que los cultores del Hard Bop habían dejado atrás la angustia de la 2ª guerra mundial en pos de una experiencia más entretenida, relajada y llena de vitalidad, donde era común integrar ritmos latinos y patrones rítmicos africanos en las composiciones, casi siempre volviendo al swing habitual durante los solos. Es curioso, pero a pesar de que los bateristas seguían utilizando los mismos recursos que habían sido  tan polémicos en los años 40 (acentos irregulares, “bombas”, etc.), el estilo tiende a sonar un tanto más “bailable”, lo que sumado a que sus melodías tendían a ser más fáciles de recordar, transforman al hard bop en estilo ideal para introducir a nuevos oyentes al jazz moderno.

Dentro de los exponentes más importantes del hard bop podemos encontrar al eximio trompetista Clifford Brown, quien junto al gran baterista Max Roach formaron un espectacular quinteto que nos dejó importantes grabaciones, pero que tuvo un triste final con la muerte de Brown (y el pianista Richie Powell) en una accidente automovilístico en 1956. Otra de las agrupaciones más importantes fueron los Jazz Messengers, liderados por el pianista Horace Silver (uno de los más claros exponentes de la influencia gospel en el jazz de la época) y, posteriormente, por el baterista Art Blakey (quien siguió a cargo de la banda por 3 décadas). Además, podemos contar con un gran número de artistas normalmente asociados a sellos como Blue Note (hasta hoy, sinónimo del hard bop) ó Prestige: saxofonistas como Sonny Rollins y Hank Mobley, pianistas como Sonny Clark y Wynton Kelly, trompetistas como Art Farmer o Lee Morgan, incluso organistas eléctricos como Jimmy Smith, quien cosechó un éxito tremendo juntando el sonido del órgano Hammond B3 tan típico de las iglesias negras con el jazz moderno. Éstos entre muchos otros.

Miles Davis

En nuestro capítulo anterior, hablamos de la relación de Miles Davis y el cool jazz, y como el disco “Birth of The Cool”, significó un temprano ejemplo de aquel sonido. No obstante, a comienzos de los 50, la carrera de Davis sufrió un importante retroceso debido a una fuerte adicción a la heroína, que estuvo al borde de liquidar su carrera. Afortunadamente, luego de más de 3 años, Miles Davis pudo superar el hábito y poco a poco comenzar a establecerse como uno de los músicos más importantes de la historia.

Fue en 1955, cuando la industria no daba un peso por el, que Miles Davis comenzó a destacar entre sus pares, primero con un increíble solo sobre el tema “‘Round Midnight” durante el famoso Festival de Newport, donde utilizó una sordina metálica con gran éxito (ese sólo le valió un millonario contrato con Columbia Records), y luego con el establecimiento de su primer gran quinteto, una de las agrupaciones más importantes e influyentes de la historia del jazz. Miles Davis tenía en mente 2 conceptos centrales para el sonido del quinteto: el “espacio y el contraste”, por lo que necesitaba una base rítmica que pudiera dejar amplios espacios libres por algunos momentos y comandar la acción en otros, así como también solistas que contrastaran con su sonido cálido y contemplativo.

Curiosamente, los músicos de este quinteto distaban de ser estrellas de la escena: el baterista “Philly” Joe Jones, el pianista Red Garland y un joven contrabajista de 18 años: Paul Chambers (quien probablemente hoy en día ostenta el récord de ser el músico más grabado de la era hard bop). El quinteto lo completó un desconocido saxofonista tenor llamado John Coltrane, originalmente llamado en reemplazo de un desaparecido Sonny Rollins.

Al poco tiempo, siguiendo las indicaciones generales de Miles, el grupo dio mucho que hablar entre los músicos y la audiencia neoyorquina. Sus presentaciones en el “Café Bohemia” son hoy objeto de leyenda y, de la noche a la mañana, estos desconocidos músicos se convirtieron en referentes absolutos de sus instrumentos y el quinteto, en LA banda del jazz de época. Eventualmente, a medida que pasaron los años, el quinteto evolucionó a un sexteto con la incorporación del saxofonista Julian “Cannonball” Adderley, lo que transformó al mejor conjunto de la época en un grupo aún más increíble, al añadir un solista cargado al blues, que contrastaba tanto con el sonido lírico de Davis, como con el poder y la experimentación del saxo de John Coltrane.

En términos de estilo, resulta mezquino calificar a los grupos de Miles Davis de la 2da mitad de los 50 como conjunto de hard bop, si bien la música tiende a acercarse mucho más a ese lado que al del cool jazz, con el que no comparte mucho más que el sonido propio de Davis en la trompeta. La clave está justamente en los conceptos iniciales que el líder tenía, con una base rítmica que provee un acompañamiento que varía entre la sutileza y el desafío, pudiendo ser tranquila en los temas rápidos o energética en las baladas, siempre dejando el espacio para las flotantes líneas de Miles Davis en la trompeta, la energía pura del saxo tenor de John Coltrane o la fluidez del saxo alto de “Cannonball” Adderley.

Hacia fines de los 50’, Miles Davis se había transformado en el músico más influyente y mejor pagado del jazz, con un estilo inconformista que miraba constantemente hacia adelante, queriendo siempre avanzar hacia terrenos desconocidos. Es así como el año 1959, Davis introduciría al gran público una nueva forma de entender la improvisación jazzística, y de paso, crearía el disco de jazz más vendido de la historia. Pero eso ya es parte de nuestro próximo capítulo, donde nos adentraremos en la década de los 60’s, una era de cambios y experimentación.

 

Felipe Opazo O.

Compositor y Arreglista

Profesor Historia de la Música Instituto Profesional Escuela Moderna de Música

Playlist: Hard Bop

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