Avant-Garde
Como hablamos en nuestros capítulos anteriores, la década de los 50’ fue un período de diversificación de estilos en el jazz, donde, por un lado, teníamos toda la estética del Cool Jazz y los experimentos relacionados a la música docta de la Tercera Corriente (“Third Stream”); y por otro, el influjo gospel y el entusiasmo del Hard Bop. Sin embargo, podemos sumar otra corriente alternativa a las 2 mencionadas: la vanguardia o avant-garde. Aunque el cool jazz y el hard-bop eran en sí vanguardias, el concepto de avant-garde nos lleva a una manera aún más arriesgada de ver la música, con representantes como el contrabajista y compositor Charles Mingus, quien en la 2da mitad de la década desarrolló un estilo de creación centrado en los procedimientos de “taller”, donde los músicos probaban e interpretaban nuevas ideas, dando énfasis a la intensidad y el carácter único asociado a lo afro-americano. Al escuchar las creaciones de Mingus, podemos darnos cuenta que el blues está siempre presente, y que la intelectualidad heredada de su héroe, Duke Ellington, se balancea con fuertes disonancias y un carácter a veces casi violento, que nos remite a ciertas ceremonias religiosas de las tribus africanas, lo que aleja la música de Mingus del sonido un tanto más “relajado” del hard-bop. A pesar de que Mingus venía empujando los límites del jazz durante años, a fines de la década nos encontraremos con una figura nueva, quien, a diferencia del contrabajista, no trataría de integrar la tradición, sino que iría a romper con ella. Su nombre: Ornette Coleman.
1959, un año especial para el Jazz
De manera curiosa, el último año de la década de los 50, resultó ser uno de los años más importantes del jazz en cuanto a material discográfico se refiere. Tenemos por ejemplo el tremendo éxito de ventas de “Time Out” de Dave Brubeck, uno de los ejemplos más claros y famosos de la estética del cool jazz, o el tremendo “Ah Um” de Charles Mingus, probablemente su disco más querido y popular. No obstante, hoy hablaremos de otros 3 discos especialmente interesantes para el desarrollo del jazz: “Giant Steps” de John Coltrane, “Kind of Blue” de Miles Davis y “The Shape Of Things To Come” de Ornette Coleman, todos editados en 1959.
“Giant Steps”: Al llegar 1959, John Coltrane se encontraba viviendo sus últimos días como miembro del Sexteto de Miles Davis (lo dejaría oficialmente en 1960) y “Giant Steps” representa el fin de una búsqueda técnica que lo había tenido ocupado toda una década, donde la complejidad de la improvisación sobre secuencias de acordes que se había desarrollado desde inicios del bebop en los 40 llega a su punto cúlmine en temas como “Giant Steps” o “Countdown”, verdaderos ejercicios musicales que mostraban a un Coltrane absolutamente confiado, navegando por la compleja estructura musical que había creado. Por otra parte, la intensidad desplegada en la interpretación del saxofonista resulta premonitoria en relación a sus grandes trabajos de los 60. Aunque ya era considerado uno de los saxofonistas más importantes de la escena, después de “Giant Steps” Coltrane comienza su etapa de madurez, que lo llevará a ser considerado uno de los músicos más importantes e influyentes de la historia.
“Kind of Blue”: En 1959, Miles Davis era ya considerado el músico más famoso e influyente del jazz, su sexteto incluía a muchas de las figuras más importantes del estilo, como los grandes saxofonistas John Coltrane y Julian “Cannonball” Adderley. Sin embargo, Miles siempre quería estar innovando, por lo que, luego de un par de cambios en la formación de su sexteto, decide comenzar a experimentar de lleno con una nueva forma de abordar la improvisación, un concepto que se oponía en principio a la idea de improvisar en base a complejas secuencias de acordes (lo normal en el lenguaje bebop), buscando un desarrollo “lineal” de melodías basadas en simples escalas o “modos”. Si bien esta aproximación “modal” a la improvisación no fue inventada por Davis, lo cierto es que su popularización e integración en el lenguaje de todos los jazzistas desde 1959 en adelante, se asocia totalmente a la figura del trompetistas, y más específicamente al disco “Kind of Blue”. Luego de haber experimentado exitosamente con el concepto en su tema de 1958 “Milestones”, Miles Davis decide convocar a su grupo en el estudio y darles ideas generales del concepto, no existían composiciones sofisticadas escritas, sino más bien pequeños bocetos e ideas. Teniendo en cuenta el proyecto, Davis decidió reclutar para la mayoría de los temas al pianista Bill Evans, quien tenía un entendimiento acabado del concepto “modal”, que contrastaba con los estilos más agresivos de Coltrane y Adderley. La aproximación de Miles Davis a la improvisación “modal” en este disco es totalmente restrictiva, en varios temas decide ocupar simplemente una sola escala, los cambios de acordes son mínimos, lo que permite que cada uno de los solistas tenga que descifrar el cómo enfrentar los solos. Tenemos entonces en “Kind of Blue” un disco rupturista, pero tranquilo y muy fácil de digerir, con uno de los grupos más espectaculares de la historia de la música tocando en su mejor nivel. Resulta interesante que discos “opuestos” como “Giant Steps” y “Kind of Blue” hayan sido grabados con un par de semanas de diferencia, y que incluso compartan 2 músicos (Coltrane y el contrabajista Paul Chambers), si “Giant Steps” marca el fin de una era, “Kind of Blue” marca el comienzo de otra. Luego de “Kind of Blue” , el jazz cambiaría para siempre, y eventualmente se terminaría transformando en el disco más vendido de la historia del jazz hasta la fecha. Imprescindible.
“The Shape of Jazz To Come”: Desde su título, que se traduce como “la forma que tomará el jazz que viene”, el disco del saxofonista Ornette Coleman resulta premonitorio del carácter desafiante y experimental que tomaría el jazz en la década de los 60, en gran parte gracias a la música del mismo Ornette. Si en “Giant Steps” teníamos a Coltrane llevando al límite la complejidad del bebop y en “Kind of Blue” a Miles Davis ofreciendo una alternativa distinta de improvisación, lo que ofrece Coleman en este álbum es el comienzo de una búsqueda de libertad, el alejamiento de las estructuras musicales venidas de europa con el fin de lograr una expresividad única, sin mayores amarras. Al ser un primer paso, Coleman aún conserva algunos elementos tradicionales, sin embargo, “The Shape of Jazz To Come” funciona como un anticipo a la “libertad total” que el mismo saxofonista ofrecerá el año siguiente, y que se traduciría en una de las obras de arte más rupturistas de la historia occidental.
En cuanto al jazz, podemos asociar la vanguardia directamente con la lucha social del pueblo afro-norteamericano, que hacia comienzos de la década cobró mucha fuerza e importancia, eventualmente logrando la aprobación de los derechos civiles en 1964, de la mano de activistas y líderes como Martin Luther King. Para algunos músicos, la idea de alejarse lo más posible de las ideas impuestas por la cultura occidental representaba una posición política, un acercamiento a la libertad total. Es en este contexto que el ya controversial Ornette Coleman inauguraría la década (en 1960) con un experimento totalmente radical: juntó a 2 cuartetos, que no contenían ningún instrumento armónico (piano o guitarra, por lo tanto nadie marcaba explícitamente los acordes) en una sesión de improvisación casi totalmente libre, donde Coleman simplemente daría un par de directrices a los músicos, a quienes ordenó tocar con la máxima intensidad expresiva posible y tratar de desligarse totalmente de cualquier estructura “típicamente venida de la música europea”, volviendo a la idea de la improvisación colectiva del jazz tradicional, pero ahora bajo una estética totalmente libre, disonante y rupturista. Es así como nació “Free Jazz” (1960), uno de los discos más rupturistas de la historia, y que presentaría a los músicos una nueva forma de acercarse al jazz, sin mayores ataduras y un enfoque total en la intensidad de la música. Si bien el disco causó polémica desde que fue lanzado, su influencia comenzó a sentirse de manera cada más fuerte hacia mediados de la década, cuando varios de los músicos más importantes del estilo integrarían este nuevo lenguaje “libre” dentro su arsenal de posibilidades, mientras que otros siguieron aferrándose a las sonoridades más “tradicionales” del jazz. Más que un estilo, el “free jazz” es un lenguaje, uno de los más radicales y rupturistas de la historia de la música.
Post-Bop
Si a mediados de los 50, casi la totalidad del jazz funcionaba en base al lenguaje de improvisación salido del bebop de los 50, en los 60 nos encontramos con una situación distinta, donde al lenguaje “bop” podemos agregar el concepto “modal” de Miles Davis, y, de manera polémica, el nuevo lenguaje “free” de Ornette Coleman. Es así como, hacia mediados de la década, esta combinación de posibilidades, equilibradas de distinta manera en cada agrupación, da origen a lo que conocemos como Post-Bop, que tuvo en las agrupaciones de John Coltrane y Miles Davis a sus exponentes principales, y que hasta el día de hoy resultan referentes absolutos para muchos nuevos músicos del estilo.
El caso de John Coltrane es bastante particular: luego de superar una adicción a la heroína en 1957, el saxofonista se adentró en una exploración interna que lo llevó a una búsqueda espiritual y expresiva en la música. Eventualmente, luego de dejar la agrupación de Miles Davis en 1960, Coltrane formó un cuarteto donde, tomando el concepto “modal” de Davis, y adaptándolo a su propio lenguaje, logró crear uno de los vehículos expresivos más sobresalientes de la historia. Acompañado del joven pianista McCoy Tyner, los contrabajistas Steve Davis y luego Jimmy Garrison y el gran baterista Elvin Jones, Coltrane dio rienda suelta a su creatividad e intensidad, y se transformó en una de las 2 máximas figuras del jazz de los 60. La interacción entre la batería de Elvin Jones, quien aportó una nueva dosis de libertad rítmica y expresividad dinámica al instrumento, y el saxofón de Coltrane, quien sumó el saxo soprano a su habitual saxo tenor, transformaron la música del cuarteto en un referente, que podía ser libre por momentos, pero que nunca abandonaba del todo las estructuras “convencionales”. El punto más alto de esta agrupación, y para muchos de la carrera de Coltrane, fue la grabación del disco “A Love Supreme”, editado a comienzos de 1965. En este disco, probablemente la obra discográfica de jazz más importante de la década, Coltrane logra culminar su búsqueda espiritual en un álbum sublime, un viaje enfocado en la intensidad expresiva de la improvisación de Coltrane y compañía, quienes se manifiestan con inmensa libertad, aunque todavía dentro de los límites del concepto modal y bop. Luego de esto, en sus últimos años de vida, Coltrane se abocaría a desarrollar una versión propia concepto del “free jazz”, resultando en discos tan intensos como “Ascension” (1965).
Por otra parte, siendo la máxima figura del jazz, Miles Davis pasó los primeros años de la década de los 60 creando un nuevo quinteto, que eventualmente tomaría su forma definitiva en 1964, y que hasta el dia de hoy sigue siendo uno de los más imitados y queridos de la historia, comenzando con una base rítmica liderada por un muy joven Tony Williams (17 años al momento de entrar al grupo), quien trajo consigo toda la intensidad y libertad de la música de Coleman, el también joven pianista Herbie Hancock, el contrabajista Ron Carter y el saxofonista tenor Wayne Shorter. En la práctica, este 2º gran quinteto de Miles Davis representa el ejemplo más claro de la estética del “post-bop”, donde podemos ver en equilibrio el lenguaje bebop, el modal y la estética free. Por momentos, y particularmente en sus actuaciones en vivo, el quinteto parecía estar totalmente enfocado en la estética free. No obstante, Davis sabía cómo traerlos “de vuelta” a las sonoridades más convencionales. Sin ir más lejos, muchos resumen la sonoridad en vivo de este conjunto como “libertad controlada”. Entre 1965 y 1968, la agrupación grabó una serie de discos, tales como “E.S.P”, “Miles Smiles”, “Sorcerer”, ó “Nefertiti” que hasta el día de hoy son considerados obras referenciales para nuevos estudiantes e interesados en el estilo.
En nuestro próximo y último capítulo en esta breve exploración del jazz, hablaremos sobre las voces y su relación con el jazz: el jazz cantado.
Felipe Opazo O.