El sable

                   los ojos

                               la mano

                                      el niño violentado

el perro lacerado

la paloma pateada

los leones sacrificados

el hombre acribillado

la oreja en el piso

el anciano golpeado

la madre olvidada…

Qué más podríamos agregar a esta oscura y siniestra lista, el nombre del o los agresores tal vez, pero no sé si nos serviría, de qué nos serviría, si llamarse Raúl o Alberto no disminuye la culpa ni los motivos para agredir pero sí está clarito que cada delito aquí nombrado, cada golpe aquí propinado fue perpetrado por cavernícolas que al parecer llegaron en desarrollo solo al primer eslabón. ¿Dónde están esos dos dedos de frente? ¿O es que no alcanzaron a saber qué significaba eso?

Perdónenme los primeros habitantes de este planeta si los ofendo, pero se supone que hemos evolucionado o al menos es lo que nos han enseñado. De ahí viene mi gran y curiosa pregunta, ¿quién ideó eso de los diez mandamientos?, que analizándolos, bien podrían sustentarnos como sociedad, como así también nos acompañan las miles de leyes y los pare, ceda el paso, paso de peatones, en fin… Contamos con tantas normas, como recién nacidos todos los días.

Como lección tuvimos las grandes guerras donde fueron eliminados millones de seres humanos, y siniestro ese bigote ratonil con uniforme, ¡oh, qué horror!, y todos los dictadores de todos los tiempos, ¿por qué tanta sangre? ¿Será que traemos entre nuestros genes uno que nadie ha querido reconocer ni descifrar por vergüenza o miedo? ¿Será que algo ocurre cuando llegamos a este mundo? ¿Será el primer respiro dentro de la contaminación o los alimentos repletos de químicos lo que ocasiona en tantos seres humanos esta violencia irracional no importando sexo, edad ni género?

Nuestros padres, casi todos los padres se esmeran o han esmerado por años en civilizarnos desde que abrimos los ojos, con sus lecciones, donde nos convertimos en buenos seres humanos. ¿O es que estos castigadores, violadores, asesinos, no tuvieron esas clases o llegaron tarde o se quedaron dormidos, o quizás su tercer apellido es violencia, simplemente?

Tal vez al comienzo de nuestra historia, solo quizás, podría entenderlo. Pero hoy que contamos con tantos recursos para saciar diferentes necesidades físicas, alimenticias, emocionales, intelectuales, religiosas, sexuales, hasta pornográficas, no logro cuadrar en mi cabeza tanta basura, tanta odiosidad hacia nosotros mismos, no, no logro entenderlo. ¿En qué parte de nuestra evolución esto de violentar se incrustó haciéndose visible en tantos seres humanos? Tal vez venía oculto tras la oreja de los agresores, en un punto invisible.

Además, gracias, muchas gracias a nuestra pobre y controlada televisión, la cual nos regala en seguidilla de segundos una gran náusea para comenzar el día a día. De eso se encargan sgradamente a eso de las 6.30, cuando aún no hemos despertado del todo ni hemos olvidado el alunizaje ni el portonazo de ayer, recibiéndonos con sendas bofetadas que hablan de un sable rabioso, de unos celos irracionales que terminan con una linda mirada y dos leones menos. ¿En qué parte del cajón está la manzana podrida?

Escrito por:

AliciaMedinaFlores / Editado por Aguja Literaria