La segunda mitad de la década de 1960 sigue siendo un ejemplo único en la historia de la música popular, donde, en gran parte, gracias a la influencia de los movimientos contraculturales de la época, muchos de los artistas y bandas más populares se aventuraban a experimentar musicalmente de diversas formas, lo que se tradujo en discos tan históricamente importantes como “Pet Sounds” de Beach Boys, “Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de The Beatles y los trabajos de Frank Zappa, entre otros. La inclusión de elementos arriesgados dentro de la música Pop y Rock era, además, muy bien recibida por las inquietas audiencias jóvenes, que estaban dispuestas a ser desafiadas intelectual y auditivamente. Este es, justamente, el contexto que acompaña el surgimiento a nivel popular de una de una de las corrientes más sofisticadas derivadas del Rock, que nace en Inglaterra a mediados de la década, cuando adolescentes- que a veces contaban con algo de instrucción instrumental “clásica”- deciden formar bandas de Rock, atraídos por la energía, el sonido y la imagen de esta música contemporánea, pero, a la vez, se sienten frustrados por la simpleza del género a nivel melódico, armónico y rítmico, sobretodo, si lo comparaban con el repertorio “clásico” que varios conocían, o incluso en algunos casos, podían tocar. Es entonces cuando estas bandas comienzan a desarrollar un nuevo lenguaje que fusiona conceptos de la tradición académica europea con elementos de Rock (y al mismo tiempo abriéndose a la influencia de otros tipos de música), así como también de otros tipos de disciplinas como la literatura o las artes visuales que proveerán las letras, el contexto narrativo y la imaginería que acompañará las composiciones de un nuevo género, que nacerá en los clubes del underground inglés y que pronto se transformará en el que posiblemente sea el primer caso del Rock con un sabor primordialmente europeo: el Rock Progresivo.
Esta importante influencia docta se manifiesta de distintas maneras en el Rock Progresivo, que pueden agruparse en “influencias técnicas” y “conceptuales”. En las primeras encontraremos las características más importantes del estilo, como largas composiciones basadas en múltiples secciones contrastantes, virtuosismo instrumental, sofisticación armónica y melódica, y la complejidad rítmica representada por múltiples cambios de métrica y el uso de métricas irregulares (alejándose de la dictadura del 4/4 típico de la mayoría de la música Rock/Pop), todos elementos ajenos al Rock tradicional, que encuentran su camino en las creaciones de múltiples bandas del género. Cabe destacar que el apelativo “progresivo” también incluye una apertura a otras influencias como el Jazz, el Folk, distintas músicas étnicas, la Electrónica, entre otras, lo que se manifestó en la gran variedad timbrística disponible para los creadores del estilo.
Entre las influencias “conceptuales”, encontramos elementos tan importantes como “la ambición típica de la música Romántica del siglo XIX”, que finalmente es lo que explica la complejidad y grandilocuencia del sonido progresivo, lo que puede verse representado en la proliferación de “discos conceptuales” en la transición de los años 60 a los 70s. Los discos conceptuales buscaban elevar las composiciones progresivas al nivel de las obras programáticas del Romanticismo, por lo cual, todo, desde las letras hasta el arte del disco, seguían un tema común, normalmente contando historias con elementos fantásticos, filosóficos o de ciencia ficción, que inspiraban a su vez la música.
El primer gran éxito del sonido progresivo llegó en 1967, cuando la banda inglesa Procol Harum lanzó su exitoso single “A Whiter Shade Of Pale”, un tema creado sobre la base de una creación de J.S. Bach, que se transformó en un gran éxito, pavimentando el camino a experimentos más arriesgados por parte de los mismos Procol Harum y otras bandas como King Crimson, quienes impactaron al mundo musical británico con su disco debut “In The Court Of The Crimson King” en 1969, un disco lleno de riesgo, virtuosismo y múltiples influencias musicales que significó quizás el punto de partida para la era de oro del género, durante la primera mitad de los años 70. A diferencia de otras de las bandas más populares del estilo, el sonido muchas veces oscuro de King Crimson se alejaba de los períodos clásico y romántico de la música docta, encontrando su inspiración en la disonancia de las creaciones de compositores del siglo XX y de las corrientes experimentales del Jazz, además del Hard Rock y otras influencias. Uno de los puntos más interesantes del Rock Progresivo es que, pese a que los elementos técnicos anteriormente mencionados se encuentran presentes en gran parte de las composiciones del estilo, el amplio abanico de influencias y sonidos disponible permite que cada agrupación o artista tenga un sonido propio y reconocible, desde las melodías amables de Procol Harum, al gran virtuosismo patente en bandas como Emerson, Lake & Palmer o Yes, pasando por la sofisticación lírica y sonora de Genesis, las influencias Folk en Jehtro Tull ó la complejidad extrema de la música de Gentle Giant.
A pesar de las exigencias que el Rock Progresivo ponía sobre los oyentes, el género tuvo bastante éxito comercial desde fines de los años 60 y durante los 70, expandiendo su influencia a lo largo del resto de Europa y América, lo que derivó en la creación de múltiples bandas en distintos países. Las tendencias progresivas presentes en mucho del Pop/Rock de fines de los años 60 permanecieron en algunos de los íconos más importantes del Rock setentero, algo que puede notarse en los trabajos de David Bowie, Queen, The Who y Pink Floyd: una banda que nació como parte del movimiento psicodélico inglés y que poco a poco evolucionó a hacia un sonido Pop-Rock con tendencias progresivas, que los llevó a producir el que posiblemente sea el disco conceptual más famoso y vendido de todos los tiempos “Dark Side Of The Moon”, en 1973.
Además de las bandas más tradicionales dentro del Rock Progresivo, existen otros casos de agrupaciones orientadas a la experimentación más extrema y los sonidos de vanguardia que igualmente pueden tener cabida dentro del género. Entre ellas encontramos los casos de músicos ingleses como Fred Frith, líder de múltiples proyectos como Henry Cow, que combinaban el lenguaje Rock, docto contemporáneo y jazzístico, iniciando también el movimiento “Rock In Opposition” a fines de los años 70, así como la corriente experimental alemana del Krautrock, con grupos como Faust, Can, e incluso íconos posteriormente asociados a la electrónica como Kraftwerk y Tangerine Dream. Otro caso muy interesante es el de Magma, la banda progresiva francesa más icónica, que, liderada por el baterista y compositor Christian Vander -quien estaba igualmente influenciado por la música docta contemporánea, el jazz de John Coltrane y el Rock- llevó al extremo el aspecto conceptual asociado al estilo, inventando un gran trasfondo temático, así como un lenguaje propio ara contar distintas historias en los discos de la banda durante los 70.
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En la segunda mitad de la década de los 70, las ideas del Rock Progresivo comenzaron a asociarse de manera cada vez más frecuente con el sonido pesado del Hard Rock, en gran parte gracias al éxito de la banda canadiense Rush, que fue un nexo clave en el desarrollo posterior del Metal Progresivo, quizás la sonoridad más popular asociada a las ideas del Rock Progresivo en la actualidad.
En nuestro próximo capítulo, hablaremos acerca del radical cambio en el sonido del Jazz a fines de los años 60, que derivó en la creación de un nuevo género: el Jazz Fusión.