El padre al otro lado de la cámara

Empresario, editor, cazador de talentos, mecenas y, por sobre todas las cosas, fotógrafo. Roberto Edwards, quien falleció el pasado 1 de julio a los 85 años, fue el fundador de Paula, la mítica revista que acompañó el cambio de la mujer hacia una nueva era. Aquí el relato de su hija Paula que también lo retrata con todas sus luces.

Por Alfredo López J.
@Roberto Edwards en un retrato de Luis Poirot

Gran retratista, sus encuadres y ángulos lograron captar belleza femenina, paisaje y expresión humana. Un hombre que, más allá de su cámara, instó a muchos artistas a seguir un camino de vanguardia en un país que tímidamente comenzaba a mirar el mundo con nuevos ojos.

Su legado, sin duda, es eterno. Paula Edwards, una de sus hijas, lo confirma con estas palabras: “Mi papá siempre fue fan de la mujer y siempre tuvo una visión especial de ellas. Muy lejos de una visión machista… Un día un novio me dijo que le planchara algo en broma. Él casi se murió”.

“Vivió mucho tiempo afuera y su imagen de la mujer era extraordinaria. Eran sus mejores amigas, casi sus cómplices. Por eso logró trabajar tan bien y por tanto tiempo al lado de ellas. Eso también tuvo que ver con su enorme capacidad para trabajar y hacer equipos compuestos fundamentalmente por mujeres, algo que además marcó su sentido del humor durante su vida”.

EL ORIGEN DE UN NOMBRE

Cuando a fines de los años ’60 comenzó con la idea de hacer una revista, Paula recuerda que quería levantar una publicación femenina que fuera un nuevo referente de opinión. “Un espacio innovador respecto a lo que era la época, con contenidos que fueran más allá de las recetas y los tejidos. Se entretuvo mucho haciendo esas páginas, le interesaban demasiado”.
Más que un negocio, era algo que sostenía su gran pasión editorial. “La forma en que nació el nombre de la revista fue muy curioso — prosigue—. Mi mamá estaba esperando guagua y pensaron que el mejor nombre era Paula si era niña. Pero nació mi hermano Roberto. Luego vine yo y paralelamente la revista. A las dos nos pusieron Paula. A mi mamá le encantó la idea desde su inicio”.

En esos tiempos, ella veía a su padre como un hombre enorme, contenedor y cercano. “A pesar de que siempre tenía mucho trabajo, no perdía tiempo en dar un buen consejo, siempre con mucha sensibilidad. De niña quiso que yo trabajara en todas las áreas de la revista. Empecé en el casino, después en las fotocopiadoras. Creía que mi hermano y yo debíamos aprender desde la experiencia. En un momento recuerdo que siempre estaba de chaqueta y corbata, en la época en que era dueño de editorial Lord Cochrane. Podía ser formal, pero nunca perdía esa cercanía con las personas”.

PIONERO EN IDENTIDAD

Cuando Paula piensa en las portadas, en el diseño y en las fotos que hizo su padre, confirma que fue pionero de las tecnologías. “Estaba atento a los avances y sabía que se vendría la era digital, porque constantemente viajaba a China y Estados Unidos. Sobre su mirada estética, pienso que era el dueño de una visión muy natural y cero rebuscada. Puso temas de identidad en los contenidos, le dio valor a nuestro paisaje con las primeras producciones de moda que se hicieron en el norte con escenarios como Chiloé o los pueblos aimaras”.

Desde el otro lado de la cámara, su hija resume que su carisma no tenía competencia. “Lo recuerdo como padre cercano, cariñoso y muy empático. Sus palabras y consejos siguen muy presentes en cada uno de los días de mi vida. No pude haber tenido más suerte del papá que me tocó”.