Ximena Cristi

Cuando lo cotidiano enfrenta el olvido

El pasado 21 de julio despedimos a la pintora chilena que, en diciembre de este, hubiera cumplido 102 años. Una mujer que desde la vereda más tradicional de ejercer la pintura fue variando su mirada hacia un nuevo expresionismo y que, sin embargo, después fue tomando distancia de los representantes de la llamada Generación del 40, con nombres tan disímiles como Reinaldo Villaseñor, Francisco Otta, Camilo Mori, Carlos Pedraza o la misma Matilde Pérez y su obsesión cinética. 

Nacida el 13 de diciembre de 1920 en Rancagua, Cristi Moreno inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile para obtener el grado de licenciada en artes plásticas, luego de ser alumna de Jorge Caballero, a quien ella considera uno de sus principales mentores. Entre 1948 y 1952 se traslada a la Academia de Bellas Artes de Roma y en 1953 funda el emblemático Grupo de los Cinco, junto a Matilde Pérez, Aída Poblete, Sergio Montecino y Ramón Vergara Grez, quienes como un bloque expresaban su inconformidad frente a los medios tradicionales de la representación pictórica. Entre las décadas del 60 y los 80 ejerce la docencia en la misma Universidad de Chile. 

EL PODER DE LA COTIDIANEIDAD
Desde su mirada, la naturaleza, el paisaje y la cotidianeidad, son los elementos vitales que hacen avanzar su producción. “Si tengo una naturaleza muerta, una silla, un objeto o un árbol, es algo bien objetivo, algo real y parto desde ahí”, dijo en una de sus entrevistas.
 

Su influencia y la potencia de su lenguaje fue la que permitió que el Ministerio de Culturas y las Artes iniciara en el 2020 el primer “Catálogo de obra razonada” en torno a una artista nacional. Un compendio que se remonta a los años 30 y sigue la huella de Ximena Cristi hasta hoy. El objetivo de la investigación fue inscribir su figura en la historia del arte chileno, a través del estudio de diversas colecciones públicas y privadas, como también documentación especializada y de prensa.

“Vivimos pendientes del color. Difícil sería que pretendiéramos vivir en una película de blanco y negro. Así como la luz está incorporada a nuestro mundo cotidiano, de igual modo, también vivimos rodeados de sonidos, unos más gratos que otros, ruidos y murmullos. El músico como el pintor, cogen uno la luz y el otro el sonido”, sostenía a la hora de explicar que las imágenes llegaban a sus lienzos como vibraciones desencadenadas mediante acciones matemáticas. En ese vaivén, entre la materia y un viaje permanente por la nostalgia, Ximena Cristi es historia y presente de la pintura chilena.

Créditos Fotografías
Retrato de Ximena Cristi en su taller, 2010. Por 
Patricia Novoa. ©Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

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