El Dragón Más Feliz del Mundo

 

uNA HISTORIA Divertida

 

Había una vez, un dragón que era más que feliz y hacía a todos los demás dragones reír, excepto a uno de nombre Amurrón. Un día el dragón más que feliz y los demás dragones organizaron una fiesta sorpresa para Amurrón, con el fin de que se sintiera tan feliz como los demás dragones.

El dragón más que feliz horneó cupcakes, el resto del grupo llevó globos y sombreros a la fiesta; fueron a la casa de Amurrón para invitarlo, pero le respondió con un rotundo ¡No! Todos quedaron impactados, pero no se rindieron así que planearon otra forma de invitar a su amigo.

Cuando los dragones se fueron, Amurrón comenzó a sentirse más solo que de costumbre, él no quería tener amigos porque era egoísta y siempre golpeaba a los demás dragones. No obstante, el verlos a todos reunidos por él a pesar de que había sido un dragón de muy mal carácter, ese gesto de sus (no) amigos hizo que algo cambiara.  Amurrón, de pronto, decidió ir a la fiesta, ¡Urra! dijeron todos los dragones. La fiesta fue todo un éxito, divertida y súper buena. Cuando termino y todos se fueron a sus casas, Amurrón, quería seguir pasándola bien, pero finalmente se cansó de tanto bailar.

Al día siguiente, era domingo día de no fiesta, en ese día de la semana los dragones descansan en sus casas. Amurrón extrañó tanto lo bien que la había pasado que no quería estar en su casa, porque no aún no tenía amigos que lo visitaran, ni hermanos, ni hermanitas. —¡Odio este día! —, dijo Amurrón, no tenía televisión, ni juguetes y se aburría. No podía dejar de pensar en lo bien que se sintió estar en la fiesta con tantos dragones y casi de la nada se le ocurrió una idea, —Voy a cambiarme de nombre, me voy a llamar Felicidad— dijo entusiasmado en voz alto.

Desde ese día Felicidad pudo comprar una radio y no paraba de bailar; los demás dragones se preguntaban ¿qué era ese ruido?, que todos los días escuchaban en casa de Amurrón, ellos abrieron la puerta y se enojaron un poco. El dragón más que feliz le dijo: —¡No hagas ruido Amurrón, a veces queremos descansar! —

—Perdón, es que extraño la fiesta que me hicieron y ahora me llamo Felicidad—.

¡Oh que lindo nombre! —, dijo el dragón más que feliz, — Yo también tengo nombre, me llamo Alegrio—, Felicidad encontró muy bello su nombre.

Los dragones quisieron volver a sus casas

—¡esperen! —, dijo Felicidad, — quería preguntarles si ¿quieren ser mis amigos? — . A lo que ellos respondieron que ¡Sí!

Al despedirse, Felicidad emocionado les deseo:  —¡Chao amigos dragones que descansen bien en sus casas! — Y así, fue la primera de muchas veces que Felicidad dijo la palabra amigos.

 

Entregamos nuestras felicitaciones al autor, Yeyel con solo 7 años de edad.