El desarrollo tecnológico durante el siglo XX tuvo un gran impacto sobre la creación musical, desde la aparición de los primeros métodos para grabar el sonido, al desarrollo de la radio, el cine sonoro y una gigantesca y multimillonaria industria creada al alero de las obras creadas por compositores e intérpretes de todo el mundo.  En términos prácticos, más allá de la popularidad de los micrófonos, los instrumentos acústicos modificados con elementos electrónicos -como la guitarra eléctrica-, o de carácter electromecánico -como el Órgano Hammond-,  el primer instrumento totalmente electrónico que ganó cierta notoriedad fue el Theremin ruso, que impactó a las audiencias durante los años 20 y luego fue utilizado en múltiples bandas sonoras desde mediados de los 40 en adelante, siendo particularmente asociado a películas de ciencia ficción de la década de 1950. Otros instrumentos electrónicos, como el Ondes Martenot, se asociaron, más que todo, a algunas composiciones doctas contemporáneas, pero no alcanzaron el reconocimiento masivo del Theremin. Si bien, existen todos estos antecedentes de uso de elementos electrónicos en la creación musical, no tomó auge hasta terminada la Segunda Guerra Mundial cuando llegó la verdadera revolución, gracias al trabajo experimental de ingenieros, compositores franceses y alemanes, quienes desarrollaron la base de dos tecnologías claves para el desarrollo de la música en la 2ª mitad del siglo XX y en el siglo XXI: el sampleo y la síntesis. 

La idea de grabar todo tipo de sonidos de la vida cotidiana, y luego reutilizarlos para la creación musical, sometiéndolos a todo tipo de procesos y transformaciones en un estudio de grabación, forma la base de la “Música Concreta”. Este término es asociado a creadores como el ingeniero Francés Pierre Schaeffer, quien comenzó a realizar todo tipo de experimentos, componiendo en base a sonidos pre grabados, dando así origen, hacia fines de la década de 1940, a lo que después sería conocido como “sampleo”,  encabezando una revolución experimental. Este movimiento pronto alcanzaría el interés de los rincones más atrevidos de la vanguardia musical docta, con jóvenes compositores como Pierre Henry uniéndose a Schaeffer en una cruzada radical y, por supuesto, bastante incomprendida en un principio, pero que a la vez permitía a los compositores lograr el ansiado “control absoluto” sobre la creación musical, sin tener que depender de los intérpretes. Por su parte, el joven y osado compositor Alemán Karlheinz Stockahausen, quien había participado de los proyectos experimentales de Schaffer, comenzó a desarrollar otra forma de acercarse a la creación con medios electrónicos, donde todo comenzaría a partir del elemento más básico del sonido: las ondas sonoras. Gracias a las tecnologías ya disponibles, Stockhausen pudo crear nuevos sonidos a partir de la manipulación de ondas sonoras, proceso que recibió el nombre de “síntesis”, y que se transformó en la base de la “Música Electrónica” alemana. Eventualmente, ambos procesos (sampleo y síntesis), se transformaron en parte de la paleta de colores disponible para distintos compositores doctos, quienes comenzaron no sólo a mezclar ambas tecnologías en sus obras, sino también a utilizarlas simultáneamente con instrumentistas “reales”

Rock/pop y electronica

«Si bien la música concreta y electrónica representaron algunas de las vanguardias más extremas de los años 50 en la música docta, ya durante los 60 podemos ver cómo algunos elementos se asociaban a géneros más amables como el minimalismo«

 y, de manera especialmente importante, al rock de la segunda mitad de los 60, gracias, en buena parte, a los experimentos de bandas tan importantes como The Beatles, quienes en 1966 ya comenzaron a utilizar procedimientos como la utilización y manipulación de sonidos pre grabados en temas como “Tomorrow Never Knows”, del disco Revolver. Asimismo, la introducción de los primeros instrumentos musicales que presentaban los procesos de sampleo o síntesis en una interfaz conocida y cómoda, un teclado, comenzaron a ser cada más utilizados en la música Rock y Pop de fines de los 60, mientras artistas como Wendy Carlos y posteriormente el japonés Isao Tomita sorprendían al mundo con versiones de obras doctas interpretadas íntegramente en sintetizadores, donde se destacaba la utilización de máquinas creadas por el estadounidense Bob Moog, creador del primer sintetizador comercial. 

La popularidad de los sintetizadores creció aún más durante los años 70 gracias su amplia utilización por virtuosos del Rock Progresivo como Keith Emerson o Rick Wakeman de Yes, mientras en la música afronorteamericana, figuras como Stevie Wonder, Herbie Hancock o el tecladista de Parliament/Funkadelic, Bernie Worrell, convertían a los sonidos electrónicos en parte integral del Funk y Soul de la década.

 Más allá de los sintetizadores y máquinas basadas en sampleo como el Mellotron -otro elemento importantísimo en el desarrollo del sonido electrónico-, fueron las máquinas de ritmos, originalmente disponibles como acompañamiento para los organistas, pero que a poco a poco comenzaron a ser cada vez más utilizadas por artistas Pop, dando origen a nuevos sonidos en la base rítmica.  Además de su uso en la música de carácter comercial, la electrónica siguió estando fuertemente relacionada con la música experimental de vanguardia, teniendo un importante desarrollo en el ambiente del llamado “krautrock” alemán, algo así como la respuesta germana al Rock Progresivo británico, con bandas como Can, Faust y particularmente Tangerine Dream y Kraftwerk, sentando las bases de la composición con medios electrónicos. El caso de Kraftwerk es particularmente importante, ya que, poco a poco, el grupo fue acercándose a un terreno más próximo a la música Pop, con composiciones totalmente creadas en base a sintetizadores, máquinas de ritmo y voces procesadas, sumados a una particular estética limpia y robótica, que transformó a la banda en un éxito comercial en la segunda mitad de los 70, y los transformó en una de las principales influencias, no sólo para corrientes como el Post-Punk, New Wave y Electropop ingleses, sino también para la Electrónica bailable de los 80. 

 

En nuestro siguiente capítulo, analizaremos el impacto comercial y artístico de la música electrónica desde mediados de los 70 a nuestros días.

 

Felipe Opazo O. 

 

 

 

A continuación, te dejamos el concierto