Benjamín, ¿podrías contarnos algo relacionado con tu infancia?

Por ejemplo, con la tierra que te vio nacer, el colegio, tu familia, tus amistades; alguna (s)
anécdota (s), alguna pasión además de la literatura.
De pequeño me gustaba explorar mi imaginación, inventar personajes e historias, las cuales narraba con euforia a mi familia. Era un niño muy tímido, se me dificultaba la interacción  social y, por lo mismo, evitaba espacios propicios a la multitud. Por eso uno de los mayores refugios que encontré fue la biblioteca de mi colegio, donde despertó mi amor por la lectura. Con el tiempo perdí mi timidez y, gracias a ello, he conocido a grandes amigos y personas. Desde hace dos años batallo con la guitarra, y entre mis aficiones puedo destacar el rock en español, sobre todo la música de bandas como Los Bunkers y Soda Stereo..

¿Cuándo se forjó tu gusto por escribir, cómo se desarrolló y qué fue lo que primero escribiste?

Mi gusto por escribir se originó más por curiosidad que por necesidad. Durante años rondó por mi cabeza la posibilidad de llevar al papel todas las locuras que imaginaba día a día, pero prefería dibujar a plasmarlo con palabras. No fue sino hasta el 2015, cuando falleció mi abuela materna, que me decidí a escribir mi primer poema para honrar su memoria,
poema que junto a ella yace bajo el suelo. La elección de la lírica en desmedro del género narrativa fue por mera ingenuidad, pues entonces creía que crear poesía era mucho más sencillo que crear un cuento o cualquier otro texto. Pasaría un año y medio hasta que me decidiese a tomar el lápiz de nuevo. De manera espontánea escribí varios poemas, los cuales guardaba con cuidado en una carpeta verde. Entonces, un jueves en octubre de 2016, me decidí a mostrarle ese compendio de manuscritos a la profesora Alfonsina, de Lenguaje. Si bien la mayoría (además de ser malísimos) poseían un notorio carácter infantil, hubo uno que le llamó la atención: en él un hombre se sentía espiado por otros entes, los cuales acababan siendo el peso de sus propios pensamientos y máscaras. Ella me animó a seguir escribiendo, a la par que me recomendaba distintos escritores. Y así he estado cerca de cinco años, hasta el instante en el que llegamos a esta entrevista.

¿Cómo nació y qué significa para ti el texto con que ganaste este primer premio?

La idea de La ventana comenzó a gestarse a mediados de 2018, pero fue recién en enero del año siguiente cuando me decidí a elaborar el primer borrador. A partir de ese momento el poema emprendería una auténtica travesía a lo largo de reescrituras y adversidades hasta convertirse en el texto que es hoy.
Recuerdo que el enfoque de la primera versión, que terminé de corregir en casa de mis abuelos, era radicalmente distinto al actual. En un principio el poema se llamaba Los territorios, y en él un hablante reflexionaba sobre su posición en medio de una naturaleza bajo constante cambio. Muchos de los versos ahí presentes evolucionaron o fueron reemplazados por otros, pero un concepto que se mantuvo desde los inicios fue el del océano migrando, como símbolo de una vida anterior que era desplazada por la incertidumbre. Más temprano que tarde se terminaron las vacaciones, volví al colegio y mi ánimo empezó a tambalear. Las primeras semanas de 8° no fueron las mejores… El hastío era persistente, las personas se regían bajo códigos que no era capaz de comprender y eso provocó que, poco a poco, tomase distancia de mi entorno. Me sentía fuera de mí, y no sabía cómo
expresarlo. Uno de los rituales de esa época era quedarme absorto frente a la ventana de mi pieza, preguntándome el porqué y el hasta cuándo de tantas situaciones que resonaban en mi mente. Fue durante una de esas meditaciones que decidí darle un giro de 180° a Los territorios: ahora el hablante se dirigía a otra persona, y el desglose de la naturaleza se transformó en la
radiografía de una realidad que tomaba formas desconocidas para los dos; desde ese nosotros tan mágico de la poesía, buscaba hacerle saber que su redención era el principio de su salvación mutua. Así nació La ventana.
Sin caer en la vanidad, considero que es uno de los poemas que mejor me representa; poner el punto final sobre él significó una catarsis enorme, tanto en mi obra como en mi vida personal, pues desde entonces el 2019 mejoró hasta volverse uno de los años más memorables. 

¿Qué opinas de la lectura digital? ¿Qué cercanía tienes con estos nuevos dispositivos de lectura?

Pienso que es un formato que dignamente ha ido ganando terreno en los años recientes. Antes me mostraba reacio a ella, pero con el estallido de la crisis sanitaria y la dificultad de conseguir libros en físico, decidí darle una oportunidad. Y no me arrepiento para nada. La comodidad que entregan ciertos dispositivos es fantástica; además, se debe considerar que desde la lectura digital se han abierto espacios para que jóvenes puedan compartir sus escritos o leer a personas de su misma edad. Si bien mi predilección siempre estará por el lado del papel, reconozco que es un campo que jugará un rol importante a futuro, y el cual ofrece una experiencia tan formidable como la de los libros tradicionales

Benjamín Alonso Sanzana Puga

Benjamín Alonso Sanzana Puga

Escritor

Ganador del IV Concurso Literario
Juvenil Cementerio Metropolitano 2020
Categoría Poemas Versión 15 a 19 años