GANADORA VII CONCURSO DE NOVELA Cementerio metropolitano 2022

A los pies de Neptuno

Daniela, ¿podrías contarnos algo relacionado con tu infancia y adolescencia?

Lo primero que recuerdo de mi infancia es a mi mamá cuando me contaba cuentos. Me gustaba cómo los relataba, con pantomimas y voces. Cuentos sobre mi amigo imaginario, que era un payaso, o sobre el nacimiento de mi hermana. 

Crecí con esas historias, por mi padre y por mi tío, que es de los mejores relatores que conozco. 

Sin embargo, en mi adolescencia, lo que crecía dentro de mí, más que las palabras era el arte, pero de otra forma. Por medio de dibujos, rayar, pintar, hasta que descubrí que me gustaba hablar en voz alta. Dejar de lado el silencio y hablar frente a una audiencia. Fue así cómo inventé mi primera historia. Frente a mi curso, en sexto básico. Nadie creía que había improvisado lo que dije ese día; en realidad, no lo hice. Lo mantuve en mi cabeza hasta que me tocó hablar. El hábito quedó, el desafío de ser quien no era por unos minutos. Sacar la voz, sobre todo en la adolescencia, cuando el miedo a todo se triplica. Miedo a decir y no decir. A pararse, a reír, a confesarse. Siempre fui muy tímida y matea, pero de las que debía estudiar hasta tarde para que le fuera bien. Creo que por eso hablar en público y por medio del dibujo fue importante para mí, podía sacar lo que no durante el día a día.

¿Has tenido participación en eventos relacionados con la literatura?

En todos los que puedo. En el colegio, nuestra profesora de lenguaje nos motivaba a escribir. En sexto básico, sin saber, participé en un concurso de cuentos y salí segunda. Posterior a ello decidí participar en un taller de escritura, donde los profesores seleccionaron nuestros cuentos y los publicaron en una compilación que se distribuyó localmente.

Luego, de adulta y cuando estaba escribiendo mi primera novela, quise participar en concursos de cuentos y microcuentos, pero sin grandes resultados hasta que participé en un concurso de microcuentos en España, el 2019. Participé sin ninguna expectativa, pero quedé entre las seleccionadas; poco después, fue elegida en un segundo concurso. Esto me motivó a querer participar en todo lo que estuviera a mi alcance. 

Poco después, con la publicación de mi primera novela, Los ojos de la discordia, he participado en algunos eventos durante el mes del libro. Tampoco pierdo oportunidad de estar en clubes de lectura y presentaciones de libros.

¿Cuándo se forjó tu gusto por escribir?

Cuando detesté el final de una serie de animé. Desde chica que participé en muchos talleres y actividades literarias, pero el día que terminé de ver esa serie, quise tener el control por un segundo y cambiar el final. Me gustaría decir que fue un fanfic, pero después del tercer capítulo no pude parar de escribir por tres años continuos hasta que finalicé mi novela, aún inédita. Posterior a eso, ya no quería detenerme y quería mejorar. Me di cuenta de que mi voz estaba escondida ahí, en alguna parte entre esas palabras.

¿Cómo llegaste a escribir novela?

Comenzó como un cuento, muchos años atrás. La historia de un amor no correspondido. En el transcurso del relato, decidí que requería cierta base histórica como soporte. Con todo, no estaba conforme y el proyecto quedó congelado. No fue hasta hace poco, cuando tenía la experiencia de otras novelas escritas y decidí participar en el concurso, que me arriesgué incorporando mis conocimientos de ingeniería. Era la vuelta de tuerca que necesitaba.

¿Hay otro género literario que también te atraiga?

La fantasía, pero contada de la manera más realista posible. No tengo tendencia a un solo género, lo que busco es mantener una línea en común que genere una crítica a nosotros como seres humanos y analice de una manera sensible nuestra realidad.

¿A quiénes consideras dentro de tus principales influencias literarias?

Siempre recurro a los clásicos para mejorar mi oficio. Pienso que la mejor forma de aprender literatura es así, leyendo, leyendo a otras voces. Los clásicos jamás pasan de moda, por ello son clásicos. Mi gusto es variado, desde Ray Bradbury y su aporte a la ciencia ficción, las distopias de Margaret Atwood, la fluidez y rango de Steven King, la sensibilidad y naturalidad de Elena Ferrante. Pero también, en el último tiempo, tuve la fortuna de conocer a grandes autoras chilenas, que se han transformado en una gran inspiración y meta, como Alía Trabucco, Bernardita Bravo y Ariel Florencia Richards. 

¿Cómo nació A los pies de Neptuno?

Nació, primero, como un desafío. Relatar la historia en otra época, pero con fundamento histórico y cierto giro. El proyecto nació y murió muchas veces, sin llegar a buen puerto. 

Si soy honesta, estuve muy cerca de abandonarlo. Otras novelas pasaron, otros gustos llegaron, entre ellos el nuevo desafío de escribir ciencia ficción. Así fue cómo decidí unir ambos mundos, poniendo en práctica mis últimas lecturas y mis conocimientos como ingeniera en automatización.

¿Cuál fue tu reacción al enterarte de que tu novela había resultado ganadora?

Estaba teletrabajando ese día y grité a locas. Yo pensé que no había pasado nada, porque, si soy honesta, no me tenía mucha fe. No estoy muy acostumbrada a ganar. Lo único que sentía es que estaba conforme con lo que había escrito y quería verlo transformado en un libro. Cuando vi el título de mi novela como ganadora, recuerdo que quedé en blanco un segundo. Luego dije: “Gané”. Lo repetí un par de veces, luego grité, salté y, posteriormente, no pude volver a concentrarme en el trabajo durante el resto del día.

¿Cuáles eran tus expectativas al participar en este concurso?

Participé sin ninguna expectativa, pero cuando terminé de escribir, quedé con una sensación muy grata. Me sentí conforme con el resultado y, principalmente, quería que pasara por la evaluación de otros. Ese era el desafío y lo que me importaba.

¿Es primera vez que tienes la oportunidad de publicar un libro?

De esta manera, sí. Publiqué con una editorial de coedición, el año 2020, la novela llamada Los ojos de la discordia. Es una fantasía épica ubicada en el sur de Chile a mediados del siglo XVI. 

¿Has tenido la oportunidad de pertenecer a algún taller literario o tu estilo narrativo se ha ido forjando de manera autodidacta? 

Es una mezcla de ambas. Me inicié autodidacta. Mi primera novela, fue la que abrió mi apetito por seguir escribiendo y mejorar la técnica. Posteriormente, con el término de Los ojos de la discordia, decidí involucrarme en talleres literarios. Mi profesora, Pavella Coppola, me otorgó una base muy sólida. Aunque fue por poco tiempo, sus enseñanzas me acompañan hasta el día de hoy.

¿Tienes algunos autores predilectos? ¿Cómo se relacionan con tu escritura? ¿Tienes otra pasión, además de la literatura?

Tengo muchos, a los once esperé la carta de Hogwarts y aunque jamás llegó, el gusto por lo fantástico quedó en mí. Poco después descubrí a Jane Austen. Ella fue mi base y tendencia hacia el romance. Margaret Atwood, por la forma en que decide dar un giro a las historias, y Elena Ferrante, me encanta por el detalle de su pluma y la intriga y ese rápido-lento en su trama.

Tengo otro autor que me gusta mucho, Joel Dicker y su novela La verdad sobre el caso de Harry Quebert. Lo que agrada de esa novela es que en muchas instancias hablan del balance que debe tener el escritor para convertirse en escritor. Entre ellas, y porque hago la relación, la apreciación por alguna actividad física que mantenga el cuerpo activo. En el caso del libro es el boxeo. A mí me gusta mucho el Crossfit. Lo practiqué por varios años con regularidad y a la fecha sigo usando el ejercicio físico como una manera de equilibrar la mente, liberar tensiones y buscar inspiración.

¿Cuál es tu opinión acerca de la lectura digital? ¿Qué cercanía tienes con estos nuevos dispositivos de lectura? ¿Qué opinas de la distancia que guardan algunos que prefieren los formatos tradicionales?

Siempre existirán los románticos del papel y me incluyo. Sin embargo, la lectura digital tiene cierta inmediatez y comodidad que en algunos casos un libro físico no te puede entregar. También es amigo del medio ambiente, hasta cierto punto. Pienso que, como yo, quienes prefieren el papel, es por la simpleza y complejidad que guarda un libro impreso. Es un cúmulo de hojas cuyas palabras te sumergen en un nuevo mundo, y el aroma de un libro nuevo es indiscutible. Nos aleja también de la tecnología, que nos absorbe todos los días a través de sus pantallas.

¿Quisieras entregar algún mensaje a los lectores de la revista Cultura?

Invitarlos a leer, tanto el premio ganador de poesía El rostro que brota de la herida, como mi novela A los pies de Neptuno. Es bonito que surjan instancias en que autores como nosotros puedan mostrar su manera de ver el mundo. Es, a mi parecer, un regalo. A nosotros los autores y a ustedes los lectores. Un regalo nuestro para ustedes. Un granito de arena que espera de alguna manera perdurar, como el tiempo. El arte, sin duda, tiene ese poder.

¿Deseas agradecer a alguien, en particular, por algún aporte a tu carrera de escritora?

A mi familia, siempre. A mi mamá, mi hermana y mi papá, aunque dijo que no le gustó mi novela. Lo digo, en son de broma, porque es ese poder de crítica que me ha permitido seguir y querer mejorar. Recibir sus comentarios, sus observaciones, buenas o malas. Gracias a ellos comencé a escribir.

¿Deseas agregar algo más? 

Sí, agradecer a la Agencia Aguja Literaria por su compañía y excelente trabajo a lo largo de la edición. Disfruté cada capítulo. También agradecer al Cementerio Metropolitano por generar estas instancias vinculadas al arte y la literatura.